Actitud Mental Positiva

Actitud mental positiva

La actitud mental positiva es el primer paso para alcanzar la felicidad. Cuantas veces al día pronunciamos frases del estilo: “Hoy no es mi día, nada me sale bien”, “Hay que ver con que cara más horrorosa me he levantado hoy” “No voy a poder hacer X” “Soy un desastre”, ”Esto va a fracasar”, etc. Todos estos pensamientos no nos ayudan en nada a nosotros ni a los que nos rodean, que también son víctimas de ellos. Para lo único que sirven es para producirnos enfado, desesperación, sensación de fracaso, etc. Si además tenemos en cuenta que actuamos como pensamos, no nos atreveremos a enfrentarnos a nada nuevo si estamos convencidos del fracaso, no haremos nada a gusto, y estaremos todo el día amargados porque no creemos en nuestras posibilidades. Las “etiquetas” que nos auto imponemos, nos las acabamos creyendo y marcan nuestro modo de ser y actuar. El pensamiento positivo no significa ser un idealista y pensar que todo es maravilloso y que podemos hacer cualquier cosa. Significa tener conciencia de nuestras limitaciones sin por ello impedirnos intentar conseguir cosas que a priori parecen difíciles. Si no se consiguen nuestros propósitos no ocurre nada malo, sólo es cuestión de volverlo a intentar.

Solo puede el que cree que puede. Una tarea difícil solo se puede llevar a cabo con una actitud positiva, nunca con una actitud negativa. Si tengo que planificar una boda, los invitados, el restaurante, el menú, etc. y de entrada me digo no podré, seguro que no voy a poder.

Somos productos de nuestros hábitos

Las personas somos animales de costumbre, creamos hábitos de conducta tanto externos como internos, estos hábitos se crean por condicionamiento en donde la inercia nos hace actuar de forma automática sin cuestionarnos si lo que hacemos sigue teniendo sentido a pesar de que quizás las circunstancias hayan cambiado. Por ejemplo: Todos podemos ver cuándo vamos a un local como tendemos a sentamos en el mismo sitio. ¿Por qué? Nos es más cómodo, no tenemos que elegir. En nuestra mente ha quedado una señal, un condicionamiento de sentamos en aquel sitio y nos es más fácil dirigirnos a aquel sitio predeterminado que elegir dónde sentarnos. Éste es un minúsculo ejemplo de cómo funciona esta tendencia reiterativa.

Y eso es exactamente lo que ocurre en nuestro modo de acción y de reacción interior ante las personas. Reaccionamos siempre del mismo modo. Yo me he acostumbrado a adoptar una postura determinada ante tal persona, y, si no hay un factor muy importante que me haga cambiar esa actitud, yo me encuentro en la disposición de siempre. Si nos examinamos un poco, veremos que nuestra actitud difiere mucho cuando estamos, por ejemplo, con distintos familiares. Adoptamos una actitud u otra ante un familiar según la función que nos hemos acostumbrado hacer en relación con él. En el trabajo, podemos ver también que nuestras actitudes son muy concretas respecto a nuestros compañeros y superiores. Ante nuestros amigos, lo mismo. Igualmente esto ocurre no sólo frente a las personas, sino cuando nos hallamos ante ciertos hechos similares. Ante tal tipo de hecho reacciono de uno u de otro modo, y esta reacción no soy yo quien la determina, sino que se produce automáticamente. Es muy interesante que nos observemos con imparcialidad, porque entonces descubrimos cómo en la mayor parte de las cosas somos únicamente una máquina que funciona porque tiene cuerda, funciona según la manera en que se ha acostumbrado a hacerlo. Y vamos dentro de esa máquina, creyendo que somos nosotros los que vivimos esta vida, cuando realmente estamos siendo conducidos, estamos siendo reactivados, de un modo completamente aparte de nuestro discernimiento y de nuestra voluntad. Esto, que sería completamente normal en nuestra vida corriente, se convierte en trágico cuando nuestro modo de reaccionar es de tipo negativo. Yo me he acostumbrado a enfadarme cuando se me dicen tales cosas y el enfado se produce automáticamente A veces, porque reflexiono ante lo que me han dicho o me han hecho. Pero otras veces, muchas veces, muchas más; de las que nosotros pensamos, simplemente por hábito ante tal hecho me enfado, ante tal otro me alegro. Ocurre entonces que, si yo hace muchos años que me estoy enfadando por unas cosas que me eran molestas, ello puede haber dejado un rastro, de manera que yo puedo seguir enfadándome por las mismas cosas, aunque ahora ya no existe motivo para tal enfado. En cierta forma, podríamos decir que yo me siento obligado a enfadarme, como me siento obligado a interesarme, a alegrarme. Siempre es un sentirse obligado. En definitiva, no es más que la inercia que está actuando en nosotros. No es un acto libremente determinado, producto de un discernimiento, de una valoración objetiva y crítica, sino algo que ya está dentro y que puede salir por el mismo cauce que está ya abierto.

Esto nos parece sorprendente y quizá se puede pensar que estoy exagerando. No, simplemente ocurre que estamos acostumbrados a observarnos poco. Tenemos un ejemplo de ello en la persona que ha vivido durante mucho tiempo con problemas o preocupaciones de algún tipo. Podía tratarse de una persona enteramente feliz que, durante un tiempo, ha tenido problemas de salud, de tipo emocional, o económico. Sean cuales sean, lo cierto es que ha empezado a tener problemas y que esos problemas le han durado algún tiempo y los ha vivido con una intensidad que no había conocido antes. Bien, supongamos que al cabo de uno, dos o tres años, tales problemas desaparecen. Veremos entonces que la persona ha adquirido el hábito de estar pendiente de la salud, de lo familiar, del trabajo, de lo económico, etc. Constataremos cómo esta persona no recupera su normalidad, su tranquilidad, al desaparecer los problemas, sino que parece que encuentra a faltar esa preocupación. Entonces busca otra cosa, que en sí no era un problema, pero que se convierte en tal, porque la persona necesita seguir preocupándose. Ha adquirido esa costumbre.

LA DISCIPLINA DE LA ACTITUD MENTAL POSITIVA

Tenemos que concienciarnos de que la actitud mental positiva ha de salir de nuestro interior y no buscarla en cosas externas

Tener consciencia de sí mismo

Aprender a cambiar los hábito, siendo conscientes de ellos y de lo que nos comporta, escoger hábitos con los cuales substituirlos.Cambiar nuestra expresión corporal, haciendo que sea un reflejo de la actitud positiva. Exigirse la actitud mental positiva, detectar los pensamientos negativos y cambiarlos por un pensamiento positivo COMO TENER ACTITUD MENTAL POSITIVA

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) afirma que más del 90% de las enfermedades tienen origen Psicosomático, de hecho, las características de personalidad, el manejo que tenemos de las emociones y la manera de lidiar con el estrés, conflictos, fracasos y frustraciones pueden potenciar o desarrollar diversas enfermedades.

Haz una lista con las preocupaciones que tienes. Clasifícalas en función del tipo de preocupación
Pregúntate que actividades haces, ¿Te gusta lo que haces? ¿Haces algo para ti que no sea una obligación? ¿Todos los días son iguales?¿Qué te motiva, que proyectos, objetivos, ilusiones tienes?¿Conque personas te relacionas, son personas que están siempre quejándose?Todos los días cuando te levantes hazlo suavemente, sentándote primero en el borde de la cama, haz tres respiraciones profundas, agradece el nuevo día, el privilegio de estar vivo y saludable, si tienes trabajo da gracias por él, por tener techo y comida, etc. Si aún crees que tu vida es muy triste y no tienes que agradecer nada, reflexiona sobre éste pensamiento: DEJÉ DE QUEJARME POR NO TENER ZAPATOS CUANDO VI A UN HOMBRE QUE NO TENÍA PIES»

ACTITUD POSITIVA: 8 CONSEJOS

La actitud que tomas frente a los problemas que se te presentan cotidiana mente es la que determina la importancia de los mismos. Recuerda que hay dos formas de ver el vaso: medio lleno y medio vacío, puedes alegrarte al observar la mitad llena o puedes preocuparte por la mitad vacía.
Esto es una cuestión de dos actitudes antagónicas: la positiva y la negativa. Sin dejar de ser realista, puedes transformarte en una persona más positiva y creativa para vivir las circunstancias de una manera menos traumática y más relajada. Para dejar de ver todo negro y cultivar una verdadera «actitud positiva», se han propuesto 8 reglas de oro:

Relájate y respira profundo
Si algo te salió malo te sientes un poco depresivo, lo mejor que puedes hacer es distenderte y concentrarte en la respiración. Se ha comprobado que los métodos de relajación ayudan a deshacerse de los pensamientos negativos, favorecen el control de las emociones y purifican el cuerpo.

Haz lo que piensas
Si piensas una cosa y terminas haciendo otra diferente, te sentirás inconforme contigo mismo.
Trata de evitar las conductas contradictorias, sobre todo si no quieres que te invada un sentimiento de fracaso existencia!

Aprende a ver el lado positivo de las cosas
Debes aprender que en la vida no todos los momentos son buenos. La clave esta en aceptar los hechos que son irremediables sin frustración o enojo desmedido. Una reacción emotiva descontrolada o negativa para afrontar un momento duro en la vida es una clara muestra de debilidad y fracaso. Al contrario, la serenidad, el autocontrol y la visión positiva de las cosas son las mejores armas para enfrentar con éxito lo que te toca vivir.

Evita las comparaciones
Para cultivar una actitud positiva nada mejor que ser uno mismo. Tanto las comparaciones como las idealizaciones de cómo deberías ser tú y de cómo deberían ser las cosas, son muy perjudiciales para tu salud mental y tu autoestima. La frustración y la envidia que se genera al ver en otros lo que uno quiere ser, son pensamientos altamente negativos que debes aprender a controlar para evitar sentirte deprimido. Lo mejor es aceptarte tal cual eres y tratar de cambiar aquellas cosas que te molestan de ti mismo, pero dejando de lado las comparaciones, pues cada persona es única.

Vive el presente
Si piensas continuamente en el futuro te pierdes de vivir el presente. Además este tipo de pensamientos alimentan la ansiedad y las preocupaciones y no te permiten disfrutar de los pequeños momentos que te da la vida. Para dejar de divagar y angustiarte por lo que todavía no sucedió, nada mejor que centrar todos tus sentidos en el aquí y ahora, sin dejar de lado los sueños y los proyectos.

Olvídate de los detalles
La obsesión por la perfección sólo puede conducirte a la desilusión. No todo es tan perfecto como pretendes que sea, la vida está llena de pequeños detalles que la hacen encantadora y única. Si deseas que todo esté de acuerdo a tu esquema de valores pasarás el tiempo tratando de acomodar esos detalles para que sean perfectos, pero le quitará el sabor de disfrutar las cosas tal cual se presentan. Busca un equilibrio y deja de lado el exceso de perfeccionismo.

Cuida tu imagen
Verse bien es una manera de sentirse bien. El cuidado personal te hará sentir renovado y te ayudará a romper el círculo cerrado del pesimismo. Intenta cambiar de imagen regularmente y no dudes en arreglarte cada vez que sales de tu casa. Asimismo evita el encierro, esto te obligará a modificar tu aspecto.

Presta atención a los demás
Creerte el centro del universo alimenta las obsesiones. Poco a poco, comienza a centrarte en los demás y recuerda que ayudar al prójimo puede ayudarte a sentirte mejor y más positivo.
Los problemas de los otros pueden hacerte tomar conciencia de que no todo lo que te pasa es tan grave.

Puedes compartir esta página en tus redes sociales

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies