La vergüenza forma parte de tu vida y te limita
La vergüenza surge de nuestro miedo a equivocarnos, a no ser capaz, a no cumplir con las expectativas que han puesto en nosotros. Es un sentimiento de falta de confianza en nosotros mismos que hiere nuestra autoestima.
Aprendimos a tener vergüenza en la infancia a través de cómo nos reflejábamos en las personas que tenían influencia en nosotros, su aprobación o desaprobación forjó nuestra necesidad de ser buenos en lo que hacíamos aunque para ello tuviéramos que prescindir de nuestros propios deseos. El problema es que la vergüenza no tiene nada que ver con hacer las cosas bien o mal, sino con nuestras exigencias de cómo tenemos que comportarnos ante los demás, a mayor nivel de exigencia, mayor vergüenza independiente de nuestra ejecución.
Nos impide ser nosotros mismos, nos invade el miedo y utilizamos escudos para evitar el malestar. El resultado es que cada vez tenemos más y cada vez tenemos más limitaciones, reducimos nuestras interacciones, nos aislamos y desarrollamos ira contenida y ansiedad que en muchas ocasiones da lugar a dependencia, sentimiento de culpa y dificultad en las relaciones.
El primer paso para curar nuestra herida es aceptarnos, aceptarnos como seres imperfectos.
El segundo paso es enfrentarnos a nuestros miedos, salir de nuestra zona de confort y no evitar lo que tememos.
El tercer paso es eliminar los juicios y las exigencias sobre nosotros mismos, los demás y el mundo
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Y TÚ ¿DE QUE TIENES VERGÜENZA?
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